Xalapa, Ver., 26 de marzo de 2012.
Pocos movimientos
sociales en dicha categoría
La Revolución Mexicana: entre
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Alan
Knight, profesor de historia latinoamericana de la Universidad de Oxford, dictó
la conferencia “La revolución cósmica”
·
Pudo
agrupar cuatro modelos distintos que pretendieron modificar la situación del
país, expresó
David Sandoval
La Revolución Mexicana pertenece a una categoría de grandes
revoluciones mundiales debido al tamaño y significado así como por provocar un
cambio irreversible en el statu quo, precisó Alan Knight, profesor de historia
de América Latina en la Universidad de Oxford, quien dictó la conferencia
magistral “La revolución cósmica”.
Invitado por
la Universidad Veracruzana (UV) para entregarle el doctorado honoris causa, el
doctor Knight conversó, este 25 de marzo por la mañana, en la USBI respecto a
las particularidades del movimiento social mexicano de principios del siglo XX.
Michael Thomas Ducey, profesor en
la Facultad de Historia de la UV, presentó al profesor Knight, destacando que
su trabajo al analizar la revolución mexicana “demostró que es posible un
análisis con perspectiva nacional” al presentar en “un gran libro de síntesis”,
La Revolución Mexicana, que es
posible encontrar la “coherencia de una revolución tan compleja pero
fundamental de la historia mundial”.
El doctor Honoris Causa definió: “Las
revoluciones son momentos en que el mundo se pone al revés, cuando las
jerarquías se derriban y se pretende la posibilidad del cambio radical
provocando esperanzas y amores. Las grandes revoluciones son fenómenos
específicos y raros en la historia; la mexicana pertenece a este club bastante
selecto”, dijo.
Numerosos expertos han mantenido
la categoría de “grandes revoluciones, distintas a las grandes rebeliones” que
se remonta a la caída de La Bastilla en 1789 y plantean que su diferencia se
basa en dos vertientes: el tamaño y significado de la lucha y de sus
resultados, detalló: “su resultado es un cambio importante e irreversible en el
status quo, por supuesto que depende de juicios individuales, pero esto no
descalifica la definición de revolución social en sí”.
Reconoció además que la
investigación reciente en torno del movimiento social de nuestro país, “amén
que ha profundizado nuestro conocimiento, ha hecho más difícil la síntesis;
podemos estar de acuerdo en que el mito de la revolución popular, progresiva, opuesta
solamente por unos pocos perversos reaccionarios es demasiado sencillo”, en ese
sentido, agregó, “la diversidad del México porfiriano hace nula la tesis de una
revolución monolítica”.
Alan Knight trazó una secuencia
de los cambios ocurridos a lo largo del conflicto, desde sus inicios hasta la
consolidación de un nuevo Estado, con el modelo implantado por Lázaro Cárdenas.
“En términos teleológicos se
puede decir que la revolución mexicana había avanzado desde su punto de
arranque liberal, democrático y maderista -a través de la distinción social- y
había formado un Estado al estilo jacobino para llegar a su fase final, la
etapa cardenista de fondo social con algunos rasgos socialistas”.
Sin embargo, agregó, “el avance
estaba lejos de ser una realidad consensuada. Había dejos de proscritos
desparramados a lo largo del camino, anti releccionistas como José Vasconcelos seguían
evocando la causa maderista, por otro lado, los leales al general Plutarco
Elías Calles lamentaron el bandazo hacia la izquierda de los cardenistas”.
Incluso había otros personajes que
señalaron “una traición a las promesas realizadas por el Estado a los
campesinos, aliados de Emiliano Zapata.”
Respecto al concepto de
“revolución cósmica”, Knight explicó: “Vasconcelos también escribió un retrato
seductor, altamente mítico del mexicano, del mestizo híbrido, producto de la
mezcla de civilizaciones indígenas y españolas que representó un nuevo ser
superior, en gran parte fue su autorretrato”, precisó, “miembro de la llamada
‘raza cósmica’ y de la misma manera que el mítico mexicano de Vasconcelos era
un híbrido distinto, la revolución mexicana era una suerte de revolución
híbrida, por tanto se puede decir, un poco literariamente, cósmica”.
El historiador puntualizó que la
revolución mexicana encarnó cuatro proyectos particulares, producto de cuatro
coyunturas que mantenían intereses particulares: en primer lugar el reformismo
liberal-democrático de Madero; la politización campesina descentralizada, en
cierto sentido tradicional, con Zapata; el proyecto jacobino de forjar estado,
más que nada contra la iglesia, de Calles y el colectivismo algo socialista y
aunado a la rectoría económica del Estado con Cárdenas.
“La comparación sugiere que
México compartió aspectos de la revolución francesa con matices de socialismo
pero la revolución cósmica no criticó ningún modelo en su totalidad, no
estableció ninguna democracia liberal, ni una utopía campesina, ni una
república jacobina ni una economía socialista, más bien entretejió estos varios
hilos en un tapiz nacional distinto y vivo, tal vez tan complejo e intrincado
que hoy en día, cien años después del estallido de la revolución todavía
estamos tratando de entender”, concluyó.
Presentes en la conferencia
estuvieron las autoridades universitarias encabezadas por el rector de la UV,
Raúl Arias Lovillo.
Pie de foto:
Alan Knight de la Universidad de Oxford, dictó la conferencia
“La revolución cósmica”
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